El Negro Luna decía que no se puede fingir "ser paisano", que eso se lleva adentro o no se lleva.
Se refería a la idiosincracia noble del criollo, a su manera de ser ligada a la tierra, a las cosas simples, a las cosas nuestras, a eso que también se dice del ser criollo y muchas veces se confunde cuando se piensa que ser criollo es solamente usar botas, bombacha y corralera, y hacerse el gaucho en los dias de fiesta patria.
Argentino Luna no fingía ser paisano, era paisano. Llevaba " La Pampa del Sur" en la sangre, y La Milonga le crecía como una columna vertebral que incolume sostuvo y nutrió por siempre al cantor y su guitarra. Pero además le crecía el hombre desde adentro, y desde adentro lo traducía. Le crecía el otro, el semejante, el compatriota. Por eso tal vez siguio protestando cuando la protesta ya habia dejado de ser una moda.
Fue fielmente surero en su musica, pero su mensaje era universal, porque conocía el precepto de los viejos juglares, que sostiene que la forma debe ser regional pero el contenido universal. Y desde sus milongas, desde sus cifras, estilos y recitados, no está solamente traducido el hombre argentino sino el hombre. Su canto abrazó el anhelo de "la patria grande" cuando hizo suya la milonga de Roberto Cambaré y entonces:
" ... Siempre fue de Norte a sur la patria/ solo una nada más que una/ madre criolla que cobija hermanos, hermanos que juntos tenemos que andar /
Sureño en el norte, norteño en el sur, pa' mi el algarrobo es igual que el ombú" *
*Del algarrobo al ombú : (R. Cambaré)
Avrebó en la fuente de los poetas de la tierra, era tremendamente Yupanquiano, pero no solo por cantar cosas de Don Ata, sino por seguir el camino del viejo maestro. Interpretó a Osiris Rodriguez Castillo, a Yamandú Rodriguez, al Viejo Pancho, a Carlos Molina y a muchísimos poetas criollos, orientales y argentinos, y le prestó su voz a la eterna poesía de los payadores, porque el también era en definitiva un consumado y apasionado payador.
En tiempos en que la presión de la industria musical fue inundando de instrumentos electrónicos y desvirtuando la canción de raíz folklorica popular, el no transó y continuó su camino de trovador subiendo a los escenarios acompañado unicamente de su vieja guitarra criolla.
No pasó por alto a los artistas jovenes y los nuevos talentos, y desde muchos años antes que presentar figuras nuevas fuera una tendencia redituable en algunos casos, él andaba descubriendo cantores y haciendoles un lugarcito y dandoles un empujón. Pero asi mismo no pretendió nunca ser un descubridor de talentos marketineros y de artistas del éxito fugaz; para el Negro Luna primaban otras cosas, el talento, la autenticidad... pero por sobre todo, tenia muy buen olfato para darse cuenta quienes eran los cantores que andaban con la tierra adentro.
Hemos perdido otro horcón, de esos que estaban apuntalando la cumbrera del rancho. Y en este punto hace tiempo que tenemos un serio problema, porque no se puede seguir eternamente sosteniendo algo para que no se caiga. Lo bueno sería que al rancho le pongamos tijeras y horcones nuevos, pero para esto, es necesario que surjan nuevas maderas de estirpe noble, como las que estamos perdiendo todos los días. Entonces, habrá que seguir el ejemplo del Negro Luna en muchas cosas, y aquellos que como él tengan insidencia en la esfera de la cultura y del arte de los pueblos (cosa seria), habría que pedirles que usen el olfato para saber distinguir, quienes son los que andan con la tierra adentro, quienes son paisanos de verdad y quienes fingen ser paisanos.
Hasta siempre Argentino, gracias por todo: ¡Paisano!
© Alejandro Reyes.
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