Aldo Monges, un artista dueño de una excelente y particularísima voz, además de haber escrito y compuesto decenas de canciones, algunas muy bellas por cierto. Torpemente criticado en tiempos que copaba la banca la demanda de un cancionero "pseudo-tradicionalista"; Monges era encasillado como folclorista sin entendérsele porque entonces no recurría como sus pares a los ritmos tradicionales : "zambas", "chacareras", etc. Tal vez muy pocos entendieron que Aldo Monges por encima de tradiciones supo recrear un estilo de proyección folclórica, basándose en "la milonga" como base del ritmo en sus creaciones, casi todas sus composiciones son canciones con reminicencia de milonga. De ésta manera es que podríamos citarlo como un renovador del folclore, es una pena que la mayoría de sus temas no hayan escapado de un contenido casi monotemático que al fin se volvió repetitivo y tristón.
Por otro lado Monges también chocó con un medio que en esos momentos exaltaba todo lo relacionado con el misticismo criollo, la gauchería, el coraje, el machismo etc., todo esto entre comillas por supuesto, pues demasiados artistas de aquella época elaboraron recetas con todos esos ingredientes sin siquiera entender de que se trataba la cuestión (los eternos "almaceneros del arte"). En este disco y en el trasfondo de alguna de las canciones se trasluce la desilusión del cantor con esos desencuentros, así mismo encontramos en esta placa una zamba y una chacarera de su autoría, como para conformar a todos. Tal vez uno de sus mejores trabajos en lo que fue su mejor época.
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