viernes, 24 de diciembre de 2010

REFLEXIONES EN NAVIDAD (Poema)


Es muy cómodo pensar
que todo está dispuesto,
y que las injusticias
que nos muestra la vida  cada día
forman parte de un plan evolutivo
una estrategia universal
a la que cada cual acomoda a su manera
e  intenta descifrar en su misterio.

Yo no se si habrá algún plan
si hay un destino,
algo tiene que  haber
estoy de acuerdo.



Pero en este mismo segundo
no hago nada
para que el mundo
pueda ser distinto.
Y cuando nada puedo hacer
y la impotencia
me corroe el alma, la poesía y  la esperanza,
no puedo consolarme con el guiño
de algún gurú simpático y excéntrico
que se hace millonario con sus libros
y  que cobra sus recetas infalibles
desde una credit card y por correo.

Cuando veo los niños en las calles
peleando con los perros por un hueso,
cuando veo un planeta de riquezas
que acaparan unos pocos mientras tantos
roemos las migajas del banquete.
Cuando  escucho de crímenes y la sangre
empapa el humus sediento de la tierra,
en tanto estallan en pedazos por los aires
mis otros, mis congéneres, y ellos,
Inyectados  de odio hacen la guerra.
Mientras veo espolear  la Pacha Mama
arrancarle la entraña, envilecerla;
matar al rio, el aire, el árbol, la semilla,
por la ambición de  apropiarse  vanamente
de hasta la luz que brilla en las estrellas,
no me consuela ninguna  profecía,
ninguna conjunción estelar ni de planetas;
 y solo un paradigma me da vértigo:
Que estemos perdiendo para siempre
Nuestro don de  sentir y conmovernos.

El amor que tanto  enarbolamos
no vendrá desde alguna estrella ignota
ni de una nave  galáctica y brillante
a germinar en seres corroídos
que se han vuelto ante el dolor de su hermanos
incomprensiblemente indiferentes.
Porque el amor no va a comodidades,
porque el amor  es sacrificio pertinaz,
imprescindible.
Porque el amor se juega por los otros
y no se queda velando las pléyades
como no se quedó Jesús, ebrio de éxtasis.
Por el dolor de los más transpiró sangre
y  dejó en la cruz que cargó,  la última gota
por  esa luz de ideal que había en su mente.

Vamos queridos y afectados prójimos
que aquel que habló de un reino de los cielos
dijo que estaba en cada uno y entre todos
bajarlo ahorita mismo aquí a la tierra,
para cambiar este infierno cotidiano
donde son unos pocos los que gozan
mientras sufre y se retuerce el resto.

© Alejandro Reyes – Dic. 2010.

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